Pérez, Laura E.  Chicana Art: The Politics of Spiritual and Aesthetic Altarities.  Durham and London: Duke UP, 2007.

 

En las últimas páginas del libro Chicana Art: The Politics of Spiritual and Aesthetic Altarities, estudio crítico que analiza la relación entre arte y espiritualidad en artistas chicanas y mexico-americanas de las dos últimas décadas del siglo veinte, su autora, Laura E. Pérez, se pregunta lo siguiente: “How do we trace the effects of the work of individuals who produce significant social and cultural effects through words and performances scattered in print, film, digital, or other media and who are otherwise barely visible?” (252). Su ensayo mismo responde a la pregunta, precisamente por ser el resultado de un enorme esfuerzo crítico de recopilación, organización y análisis de las obras de más de cuarenta artistas chicanas cuyo trabajo abarca una diversa gama de medios y formas artísticas. El estudio de Laura E. Pérez hace visible, literalmente, el trabajo de estas mujeres en las numerosas imágenes que forman parte del libro, ilustraciones que junto a su análisis muestran un concepto de espiritualidad híbrido y multirreferencial, donde se recurre, entre otras, a las tradiciones familiares, a las influencias culturales y religiosas de otros continentes -- Africa, Asia y Europa -- y de manera imprescindible, a las creencias y al pasado indígena americano. Laura E. Pérez reclama lo espiritual no sólo como elemento y temática común en el quehacer de estas artistas, sino además, y fundamentalmente, como instrumento político eficaz de crítica y cambio social.

La idea de que la espiritualidad importe políticamente, que sea un agente activo de toma de conciencia y transformación social puede parecernos una proposición radical en nuestros días, precisamente, como arguye Laura E. Pérez, porque lo espiritual ha sido denostado y despreciado por el pensamiento intelectual y crítico imperante en las sociedades occidentales modernas.

El punto de partida en Chicana Art es, por tanto, reconsiderar una doble exclusión existente hoy día. La primera, la desvalorización de esta espiritualidad no occidental tachada de “supersiticiosa” o “primitiva” y por el contrario, considerarla como un discurso político que afirma la subjetividad de la mujer chicana. La segunda, la posición doblemente subalterna que las chicanas ocupan no sólo en el imaginario chicano, tradicionalmente masculino y machista, sino además en la coyuntura existente de ser sujetos en una sociedad patriarcal, sexista, heteronormativa y fundamentalmente “blanca.” En este caso lo espiritual, invocado en las obras de estas artistas, se conforma como inextricablemente unido a la lucha por la igualdad en relación a diferencias de clase, raza, género y orientación sexual. Pérez reivindica a estas artistas como auténticas herederas de su ancestro indígena en el importante papel social que desempeñan: por una parte, como “lenguas del espíritu” (“spirit tongues”), agentes de un activismo que va más allá de lo únicamente personal y que vincula en su transformación al individuo con la comunidad y la sociedad en su conjunto; y por otra, como “curanderas,” creadoras de una fuerza regeneradora y terapéutica en una sociedad llena de “males” entre los que se encuentran la subordinación y supresión de ciertos colectivos y prácticas marginales.

Chicana Art no es sólo un espacio físico donde se da cabida, visibilidad y homenaje a estas artistas, sino que de manera autorreflexiva -- a través de dos conceptos religiosos fundamentales como “altar” y “ofrenda” -- se concibe la estructura y organización del texto. Como la autora misma dice, la estructura de altar de su libro es, figurativamente, el lugar en donde no sólo se hacen concretos “ciertos cuerpos, deseos, culturas” que al ser marginales y subalternos se consideran realidades intangibles, no reconocidas o “fantasmales,” sino que además,

en este proceso de transformación y de su resultado final, el texto en sí es, una “ofrenda,” al hacer aprehendibles e inteligibles esas otras realidades consideradas marginales, ajenas, a saber: “the non-Western, the female, the queer, the poor” (6). Los seis capítulos de que consta el libro, además de la introducción y conclusión, se organizan a través de temáticas recurrentes en las obras estudiadas que señalan, al mismo tiempo, las problemáticas dentro del imaginario cultural chicano para estas artistas, vistas en su mayor parte desde un punto de vista feminista. Entre éstas destacan cuestiones de género y sexualidad, xenofobia, inmigración y ecofeminismo. El hilo que entrelaza las diversas obras de arte y la temática que se presentan y discuten se reúnen de manera conceptual en el título de cada capítulo a través de lo que la autora denomina como difrasismo.  Este término es el marco de referencia usado para indicar la producción de nuevos significados que resultan de la coexistencia de diferencias en el terreno espiritual, cultural y artístico con las que estas artistas negocian en su vida y cuyo resultado expresan a través de su arte.

Para Laura E. Pérez, la recuperación y reelaboración por parte de escritoras y artistas chicanas de ciertos aspectos de la tradición y espiritualidad indígena mesoamericana no sólo rehabilita expresiones únicas de la cultura indígena, sino que suponen una manera diferente de aprehender el mundo y un modo de conocimiento alternativo al de la cultura y saber occidentales. Pero además, en este ejercicio de memoria histórica se recuperan dos figuras importantes dentro del quehacer artístico e intelectual del mundo náhuatl, el tlacuilo y el tlamatini, artista y sabio, respectivamente, que se unen e incorporan ahora en la figura de la artista chicana. El empeño de estas artistas no es una búsqueda nostálgica de un pasado perdido, sino de recuperar, a través de la espiritualidad en su arte como política de oposición, un sentido de agencia que funciona como estrategia decolonizadora y como proceso curativo frente al estado de fragmentación y pérdida cultural histórica -- nepantla  -- producto del doble proceso de pérdida, de doble mestizaje, experimentado históricamente por los chicanos.

Chicana Art analiza cómo las artistas chicanas articulan la búsqueda y expresión de un espacio propio, un sitio inclusivo de cuerpos excluídos e identidades desplazadas como son, entre otros, el de la chicana como mujer inmigrante, mujer de color, mujer queer. Laura E. López nos recuerda que es en ciertas prácticas culturales en relación a los cuerpos -- su vestimenta, ornamentación y decoración -- y en su posición en el mundo laboral -- mayoritariamente en la industria textil, en el servicio doméstico y en la agricultura – donde se determinan importantes diferencias socioeconómicas y raciales a través de las cuales se ejercen prácticas discriminatorias que emplazan a la mujer chicana en un lugar subalterno, invisible, “espectral.” Las artistas chicanas responden con una estética política que reclama un sentido de justicia social, una estética que se basa principalmente en la reelaboración feminista de mitos y leyendas precolombinas, en la reapropiación de símbolos e imágenes de la tradición cristiana y del discurso religioso en el imaginario cultural chicano, así como en la innovación en los materiales y medios artísticos usados con el propósito de lograr una voz y un espacio propios de y para la mujer chicana. 

Laura E. Pérez hace patente que el objetivo de estas artistas es proponer una manera diferente de entender y de aprehender su diferencia: “Through their art, Chicana artists succeed in reminding us of a different approach to alterity, one that is in fact a perennial and cross-cultural concept, expressed in the Maya as In ‘Laketch: ‘You are my other self’” (145). Como texto, Chicana Art no es sólo un espacio físico que da cabida y visibilidad a estas artistas, sino que a su vez su autora se transforma en una tlamatini que decodifica para los lectores este arte de temática y contenido espiritual, dejando constancia de su importancia como instrumento político de transformación social. Sin duda alguna Chicana Art: The Politics of Spiritual and Aesthetic Altarities es una ofrenda, el ofrecimiento de la alteridad de las artistas chicanas por parte de su autora, Laura E. Pérez, al lector/a, convertido/a finalmente también en ese su otro yo.


Sofía Ruiz-Alfaro

Franklin & Marshall College