La evolución de la antipoesía: un siglo, un milenio más tard 


Marlene Gottlieb

Manhattan College

 

Nicanor Parra “no termina nunca de nacer.” A pesar de sus 94 años, sigue activo publicando y participando en exposiciones que por su innovación y atrevimiento agreden contra las normas literarias y sociales. Aunque Parra claramente encarna el dictum de Paz de una “tradición de ruptura”, también es evidente que estos experimentos más recientes son el desarrollo lógico del arte poética parriana iniciada con sus primeros antipoemas. A la luz de las doctrinas posmodernas y de las teorías de la física cuántica, de las cuales Parra es un claro precursor, conviene revisitar la trayectoria de esta poesía para entender el proceso de cómo la antipoesía de 1954 ha desembocado en las instalaciones y objetos visuales que forman el “Algo más” de sus Obras completas.(1)

La antipoesía se inicia como un ataque al canon literario, una reacción agresiva en contra de la poesía elitista y hermética destinada a un público privilegiado. El antipoeta se propone, como dice Nicanor Parra en Discursos,  “hacer saltar a papirotazos los cimientos apolillados de las instituciones caducas y anquilosadas”;(2) sacar la poesía de la academia y de los salones y devolverla a la calle (donde se encontraba en la Edad Media con los juglares y los goliardos). Aunque la vanguardia también se había rebelado en contra del llamado “establecimiento”, subvirtiendo las normas del canon, la poesía vanguardista nunca dejó de ser un arte de minorías intelectuales y bohemias y no se convirtió, como propone Parra, en  “una primera necesidad” accesible a todos que se expresa en el habla del hombre de la calle. La antipoesía no sólo pretende que los poetas “bajen del Olimpo,” del pedestal de mago y profeta con dotes especiales, de Papa, (¿una indirecta a Neruda?), sino que insiste en que los poetas se metan a la calle incorporándose plenamente en la cultura actual con una poesía directa e inmediata que se apropia de los tropos y trucos de los medios de comunicación y del habla popular. La antipoesía es una poesía de la actualidad; se nutre y responde al ambiente del momento. (3) La antipoesía derrumba la jerarquía entre alta y baja cultura, “high art” y “low art” (Hochkultur y Volkskultur) y encarna “la rebelión de las masas” que tanto temía Ortega y Gasset. Como dice uno de los artefactos, “En la vulgaridad está la cosa”. A la vez la antipoesía lleva a su fin lógico el lema de Neruda de una poesía sin pureza (4), una poesía que guarda las huellas humanas y que hasta huele a orín. Pero la antipoesía no se detiene allí: como buen precursor de lo posmoderno, no se contenta con bajar a los poetas del Olimpo; su revolución consiste en elevar lo pedestre al salón. Además, como los juglares goliardos medievales, el antipoeta emplea un lenguaje contradictorio entre la seriedad y la burla con un guiño travieso y una mueca difícil de interpretar porque como dice Parra en el “Discurso de Bienvenida a Pablo Neruda”, “la verdadera seriedad es cómica” (Discursos 74). Se trata de una poesía carnavalesca, de feria, una poesía dionisíaca (para usar el término nietzscheano).
Ya para los años 70, sin embargo, la antipoesía había cumplido su misión: consiguió lo que se ha llamado la democratización de la poesía y la desautomatización de la reacción del lector al texto.  Poemas y antipoemas de 1954 iba entrando en el canon: estaba incluido en las listas de lecturas obligatorias de los programas doctorales. El antipoeta entendió que en cuanto el lector descifrara el código, el mecanismo, la fórmula del poema, éste dejaría de producir el efecto chocante deseado.  Dejaría, entonces, de ser antipoesía. Parra sabía que tenía que “romper” con el antipoema anterior y buscar otro rumbo.
El comercio moderno enseña que el consumismo se basa en la novedad y la poesía, como producto de su entorno, tiene que ofrecer una experiencia innovadora. Además, como postmoderno y profesor de física, Parra reconoce que no hay fórmulas absolutas ni definitivas. Incluso en poesía, todo cambia y está en constante flujo y desarrollo. El antipoema se había contrapuesto como reto al canon pero todavía guardaba un desarrollo hasta cierto punto lógico. Había que romper con su formato tradicional y reconocible de un texto poético en el espacio de la página. El poeta-físico decide deshacer la continuidad textual. Entonces hace estallar el edificio del antipoema y con los fragmentos dispersos de la explosión arma primero los poemas cortos de Versos de salón (1962) y acto seguido los Artefactos. Su nueva estética: “Decir lo máximo con lo mínimo”.
Como muy bien explica Patricio Fernández de la revista chilena The Clinic: “Lo que afirma Nicanor no pretende ser definitivo, sino una historia que cambia siempre, un cuento sin final; un juego con reglas hechas para ser rotas una vez que el código las ha petrificado ...” (5)

Artefactos se publica en 1972 en forma de una caja de tarjetas postales.

Cada tarjeta consta de unos versos y una ilustración de Guillermo Tejeda (6).

 El poema, entonces, se ha reducido a unos pocos versos, muchas veces los versos más memorables de un poema más largo del poeta. Además, el poema se ha vuelto objeto, un artefacto útil que sirve para comunicarse con los demás, una mercancía que convierte el valor estético en económico. Se anula el concepto de libro ya que no hay tomo ni páginas sino una caja de postales sin la posibilidad (por lo menos por parte del poeta) de ordenarlas ni incluso de asegurar que no “falte” ninguna. De hecho, la caja misma se “autodestruye” ya que cuando se hayan enviado todas las tarjetas, “desaparece” el “libro”. Por otra parte, el artefacto lleva a su máximo desarrollo el concepto de la poesía como comunicación y la idea de una poesía pública  ya que la postal circula y la puede leer el cartero y todos los intermediarios de correos hasta que llegue a manos del destinatario. También pone en duda la autoridad del autor ya que no son firmadas por el poeta y muchas veces los versos son frases tomadas de los graffiti urbanos o juegos de palabras basados en lemas y clichés reconocibles y de la tradición popular. Parra publicó dos cajas de artefactos y cuando la censura de la dictadura de Pinochet prohibió su circulación, vuelve al formato de libro pero con un tomo de poemas muy cortos, “guatapiques”, cohetes, acompañados de ilustraciones de distintos artistas que tituló Chistes para desorientar a la poesía/policía (1983). También ensaya otra estrategia para eludir la censura y el peligro de hablar en primera persona: utiliza el monólogo dramático en Sermones y prédicas del Cristo de Elqui. Este género híbrido entre poema y teatro(7) le permite crear un personaje independiente del autor, libre de expresar sus opiniones e interpretaciones de los acontecimientos del momento manteniendo así cierta libertad de expresión a través de la supresión del yo lírico asociado con el poeta biográfico. Siguen otras composiciones de género híbrido, esta vez una amalgama burlesca de poesía y oratoria que agrede las normas canónicas de la retórica oficial: Discursos de sobremesa. A través de la máscara de un análisis de obras ajenas, el antipoeta logra en algunos casos una autojustificación (Mai Mai Peñi) a la vez que la desmitificación de un maestro poético (Also sprach Altazor) y una crítica al establecimiento literario.
Dos cambios sociales dramáticos han marcado los últimos años del siglo XX: la creciente preocupación ecológica y  los avances tecnológicos. La sociedad se está dando cuenta de la necesidad de proteger el medio ambiente y equilibrar el llamado progreso con la preservación del sistema ecológico. A la vez la tecnología ha convertido la comunicación en un proceso menos verbal y cada vez más visual e inmediato. La proliferación de computadoras, ambientes virtuales y teléfonos celulares “inteligentes” capaces de integrar y por lo tanto reemplazar todos los demás aparatos, ha dado lugar a la posibilidad de un modo de comunicación omnipresente e instantáneo. Ambos fenómenos han inspirado a Parra a intentar una poesía  cada vez más concreta, es decir, no un poema acompañado de imágenes sino un poema convertido en objeto físico. El mensaje ya no es el medio, como decía Marshall McLuhan, sino que el objeto mismo (contextualizado en un espacio) es el mensaje. El poeta no escribe el poema sino que lo fabrica. Parra, como poeta ecologista, empieza a construir sus poemas-objetos con bandejitas de espuma de poliestireno
(styrofoam), dando uso productivo a un material desechable que al destruirlo resulta dañino al medio ambiente. Empleando una especie de monólogo dramático visual en vez de auditivo, crea un personaje gráfico parecido a los dibujos animados y caricaturas populares: el cuerpo es un corazón del cual salen dos brazos y manos y dos piernas lineales. La cara consta de dos ojos bizcos (a veces solamente un ojo tiene pupila) con una mirada esquiva a un lado que parece estar guiñándo el ojo. La cara no tiene ningunas otras facciones ni el cuerpo tampoco. El personaje es conocido como Don Nadie ya que no requiere nombre propio, el último paso en la destrucción del sujeto lírico y su sustitución por el anonimato de la sociedad contemporánea. Su personalidad se define por sus palabras, versos cortos escritos en la misma bandeja. Como los artefactos, los poemas son objetos anónimos, no pueden recogerse en libro y no se pueden ordenar. No pueden guardarse en la biblioteca o por lo menos en lo que se suele entender como tal.

Además de estas “Bandejitas de La Reyna”, Parra utiliza trozos de madera encontrados al azar en los cuales escribe versos y hace dibujos a lápiz; estas son las llamadas “Tablitas de Isla Negra”. (8)

Los Artefactos visuales se parecen a la técnica del objet trouvé y “ready-mades” de Marcel Duchamp. A un objeto común y corriente el antipoeta le coloca un letrero delante y la conjunción simbiótica de la frase y el objeto crea un poema-objeto. Esta estrategia de combinar, de acercar elementos aparentemente dispares e inverosímiles produce asociaciones insólitas. (9) Hasta cierto punto el artefacto anterior también había sido un arte combinatorio, pero allí la ilustración visual quedaba supeditada al texto. Aunque este artefacto-postal logró convertir el poema en objeto, no llegó a unir el objeto y el texto en una unidad inseparable. En los Artefactos visuales, la contraposición del objeto y las frases colocadas delante le da un sentido nuevo tanto al objeto como a la frase: no se puede separar la frase del objeto. Las frases se convierten en objeto. Además, por un proceso de descontextualización, el objeto se saca de su contexto cotidiano y se coloca en un pedestal –como un objeto de arte en un museo o una mercancía de consumo en un escaparate – y la frase colocada delante del objeto se convierte a la vez en el texto-título y en el anuncio, uniendo así el mundo estético académico con el comercial. El antipoeta simultáneamente baja el arte del Olimpo y eleva el objeto a la categoría de arte  cumpliendo así lo dicho en uno de los artefactos políticos: “No se debe decir Abajo los de arriba sino Arriba los de abajo.” El artefacto visual comunica un mensaje provocativo y autoevidente sin la intervención de ningún intermediario: no hace falta ni el autor ni un crítico para explicar ni elaborarlo. El “lector” se convierte a la vez en espectador e intérprete que reacciona simultáneamente ante el fenómeno visual y verbal y su reacción es inmediata, en el momento, con la rapidez exigida por la sociedad visual actual. El papel del poeta se transforma radicalmente porque su trabajo creativo ya no se basa en idear textos difícilmente “originales” sino que su trabajo, como buen posmoderno, consiste en combinar y reciclar lo ya existente incitando así nuevas percepciones. Como muy acertadamente señalan Cristina Díez, Carlos Durá, Amparo Rico y Sonia Mattalía en la introducción de Trabajos prácticos de la Universidad de Valencia:


El sujeto de la enunciación se convierte en un recolector de los más diversos objetos y frases cotidianas. La creación – la ‘originalidad’ en el sentido moderno del término- no aparece pues en lo innovador del objeto (puesto que éste ya existía antes de la construcción del trabajo, aunque con un fin diferente) ni en una metáfora lingüística más o menos ingeniosa (las frases hechas ya existían también con anterioridad), sino en la feliz conjunción del objeto y la palabra, entre la realidad contextualizada y el lenguaje desviado perversamente de su función referencial. Nos vemos obligados, de esta forma, a releer el mundo que nos rodea, ya que el poeta ha puesto de manifiesto nuevas relaciones entre los objetos, y entre ellos y el sujeto de la percepción. El autor subvierte, pues, los términos de la comunicación moderna utilizando los mismos recursos de esa cultura occidental. En definitiva, supone un replanteamiento de la noción de originalidad de la propia concepción del poeta y del artista. …tal vez la moderna literatura no se haga ya en soporte papel y por cultísimos personajes que poseen en herencia la tradición literaria occidental, sino por los autores de las letras de canciones ‘pop’, por los creativos de las empresas de publicidad, de los diseñadores de semáforos, muebles o de cualquier otro objeto cotidiano. Esta literaturización de la vida es fruto de toda una concepción artística que arranca con el modernismo y las vanguardias y que encuentra en Parra uno de sus máximos exponentes culturales. Se trata, tal vez, de una nueva cultura de lo audiovisual, del resumen, de la reelaboración permanente de los materiales culturales donde el artista se ha convertido en la voz anónima que ofrece, cada día, nuevos productos de consumo.” (6-8)


Con la diseminación de la tecnología y los nuevos medios visuales y auditivos, Parra incorpora cada vez más (10) no sólo frases sino abreviaturas y signos tomados de la ortografía de los mensajes de texto telefónicos. Usa “x” por “por”, “+” por más, “&” por “y”, KK, etc.  Además empieza a experimentar con videos y objetos concretos e instalaciones a los cuales les acompaña un verso o una frase definitoria al estilo de los Artefactos visuales pero esta vez utilizando la tecnología del momento. 

Estas obras las llama Trabajos prácticos, un término tomado de la pedagogía científica. Se refiere a los trabajos de laboratorio que acompañan las clases teóricas del profesor de física. Estos antipoemas, entonces, son precisamente esos laboratorios donde se hacen combinaciones y se observa el resultado. Es una poesía  basada en la relatividad, en el principio de la contextualización del verbo como objeto en el entorno para revelar su significado. Una vez más se trata del encuentro insólito, inverosímil a la manera muy surrealista y dadaísta, pero los materiales empleados están ligados a la cultura popular actual. No pretenden convertirse en obras clásicas del canon superando el contexto histórico y geográfico para convertirse en universales. Estos antipoemas pertenecen al momento actual y a veces son muy locales, como es el caso del controversial “El pago de Chile”, donde aplica la frase coloquial (que indica la falta de agradecimiento por algo que alguien te ha hecho) al gobierno y a la historia de Chile. Aunque el tema es local, el concepto, una vez entendido, fácilmente se universaliza ya que no se trata necesariamente de fenómenos exclusivos de un momento o de un lugar. Los Trabajos prácticos, luego denominados Obras públicas, no se exhibieron sólo en lugares de exposición como en Madrid (y patrocinado por la compañía telefónica) y en el Centro Cultural del Palacio de La Moneda, sino que, como fenómeno del siglo XXI, figuran en varios videos de You Tube. (11)

El desarrollo último de la antipoesía de Parra, entonces, está completamente en consonancia con las premisas originarias de la antipoesía. Comienza como un reto al canon y a la vez un arma y un peligro (recordemos el poema “La montaña rusa” (12) y la definición del antipoeta como francotirador, hoy día optaríamos por el término terrorista), un texto que en un principio se propone desmitificar y desacralizar los valores sagrados de la sociedad agrediendo al lector cuando menos lo espera, un “texto traumático” que estalla en las manos del lector o del oyente o espectador. El antipoeta no sólo cambia radicalmente el papel del lector-receptor convirtiéndolo en observador, oyente, espectador y hasta personaje partícipe y cómplice, sino que disuelve el papel predominante y “autoritario” del autor. Libera el texto del sujeto lírico romántico y hasta se revuelve contra su propio autor anulándolo y sustituyéndolo primero por personajes sacados de la historia de Chile (como el Cristo de Elqui) o de la experiencia urbana (como el mendigo de “Canción para correr el sombrero”) y luego por un personaje medio anónimo del mundo de las obras gráficas: Don Nadie. El libro se deshace, las páginas dispersas en objetos sueltos, para luego ser combinados los versos con objetos concretos, encontrados o construidos. Los títulos de los “libros” indican cada vez más su utilidad, su aspecto práctico y su carácter anónimo o su condición de propiedad de todos, Obras públicas. El antipoeta coloca el objeto verbal concreto y visual ante el público, como si se encontrara allí por sí solo. Cuestiona el concepto de la originalidad alegando que la poesía es cuestión de recoger, rehacer, reescribir, reciclar frases y colocarlas, enfrentarlas con objetos, insertarlas en contextos inesperados, insólitos, inverosímiles. Este desarrollo más reciente de la antipoesía refleja tanto la esencia subversiva e iconoclasta del género como la incorporación de los fenómenos y preocupaciones que marcan el final del siglo XX y el principio del XXI. La antipoesía es una poesía que responde al momento actual y Parra el “simple locutor que no responde por las malas noticias.”


Notas

(1). Después de tantos años de resistencia, Parra por fin ha accedido a una edición de sus obras completas con el título de Obras completas y algo más. Tomo I. 1935-1972. Madrid: Galaxia Gutenberg, 2006.

 

(2). Cita de Discursos. Marlene Gottlieb. Pablo Neruda and Nicanor Parra. Face to Face. NY: Edwin Mellen Press, 1997:73. Conviene notar, además, su parentesco con los runrunistas, claros precursores de la antipoesía.

 

(3). Incluso se anticipa muchas veces a la actualidad dirigiéndose a preocupaciones que más tarde serán temas candentes, como la ecología o ciertos acontecimientos políticos, como la caída del comunismo.  Hasta ha habido casos en que una declaración iconoclasta parriana se ha dado en la realidad. EL Cristo de Elqui humorísticamente afirma que el Padrenuestro debería ser “Madre nuestra” ya que sólo sabemos con seguridad quién es nuestra madre. Hace poco un grupo de religiosas feministas propusieron precisamente lo mismo. Parra, además, es indudablemente precursor de la poesía “rap” y de las sesiones de poesía “slam.”

 

(4). “Es muy conveniente, en ciertas horas del día o de la noche, observar profundamente los objetos en descanso: las ruedas que han recorrido largas, polvorientas distancias, soportando grandes cargas vegetales o minerales, los sacos de las carbonerías, los barriles, las cestas, los mangos y asas de los instrumentos del carpintero. De ellos se desprende el contacto con el hombre y de la tierra como una lección para el torturado poeta lírico. Las superficies usadas, el gasto que las manos han infligido a las cosas, la atmósfera a menudo trágica y siempre patética de estos objetos, infunde una especie de atracción no despreciable hacia la realidad del mundo. La confusa impureza de los seres humanos se percibe en ellos, la agrupación, uso y desuso de los materiales, las huellas del pie y de los dedos, la constancia de una atmósfera humana inundando las cosas desde lo interno y lo externo. Así sea la poesía que buscamos, gastada como por un ácido por los deberes de la mano, penetrada por el sudor y el humo, oliente a orina y a azucena salpicada por las diversas profesiones que se ejercen dentro y fuera de la ley. Una poesía impura como traje, como un cuerpo, con manchas de nutrición, y actitudes vergonzosas, con arrugas, observaciones, sueños, vigilia, profecías, declaraciones de amor y de odio, bestias, sacudidas, idilios, creencias políticas, negaciones, dudas, afirmaciones, impuestos. La sagrada ley del madrigal y los decretos del tacto, olfato, gusto, vista, oído, el deseo de justicia, el deseo sexual, el ruido del océano, sin excluir deliberadamente nada, sin aceptar deliberadamente nada, la entrada en la profundidad de las cosas en un acto de arrebatado amor, y el producto poesía manchado de palomas digitales, con huellas de dientes y hielo, roído tal vez levemente por el sudor y el uso. Hasta alcanzar esa dulce superficie del instrumento tocado sin descanso, esa suavidad durísima de la madera manejada, del orgulloso hierro. La flor, el trigo, el agua tienen también esa consistencia especial, ese recurso de un magnífico acto. Y no olvidemos nunca la melancolía, el gastado sentimentalismo, perfectos frutos impuros de maravillosa calidad olvidada, dejados atrás por el frenético libresco: la luz de la luna, el cisne en el anochecer, “corazón mío” son sin duda lo poético elemental e imprescindible. Quien huye del mal gusto cae en el hielo.”Pablo Neruda, “Sobre una poesía sin pureza”, Caballo verde para la poesía, l, octubre de 1935, p. 5. Edición facsímil en 1974.

http://artespoeticas.librodenotas.com/artes/686/una-poesia-sin-pureza-1938

 

(5). Citado en Adolfo Vásquez Rocca "Nicanor Parra: antipoesía, parodias y lenguajes híbridos". (Homenaje con motivo de los 90 años del Anti-Poeta). Biblioteca Virtual de Literatura / Satírica / Crítica. Sevilla: Diciembre 2004. http://www.trazegnies.arrakis.es/parra.html

 

(6). Además, el "poeta-artista visual" “viene de una larga tradición de interacción entre texto e imagen. Ejemplos de esto son los profundos sonetos cincelados por el escultor Michelangelo Buonarotti; las ilustraciones de Blake para sus propios textos; los agudos comentarios de Goya bajo sus grabados; las pinturas del escritor Victor Hugo; los textos poéticos de Paul Klee; las pinturas y dibujos de Federico García Lorca; los escritos de Frida Kahlo; las obras teatrales de Pablo Picasso; las novelas extraordinarias del pintor Adolfo Couve; las fotos del poeta Bertoni; las foto-montajes del escritor Sergio Marras; los escritores y pintores surrealistas Leonora Carrington y Alfred Jarry y muchos otros.” Virginia Huneeus. “Parra y El Pago de Chile.” en Mensaje (Cultura), 1 octubre 2006.

http://www.accessmylibrary.com/coms2/summary_028632132575_ITM?email=marlene.gottlieb@manhattan.edu&library=Greenwich%20Library


(7). Ya en Discursos había dicho “Para mí el género artístico supremo es la pantomima” (Gottieb 73). Y en Artefactos: “Cuándo van a entender que/Estos no son pronunciamientos políticos. /Son parlamentos dramáticos.”

 

(8). Al elegir el nombre, ¿habrá pensado el antipoeta en los Cien sonetos “de madera” de su rival en Isla Negra?

 

(9). Ya Parra había utilizado el método collage en los Quebrantahuesos junto con Enrique Lihn, Roberto Humeres, Alejandro Jodorowsky, Enrique Lihn, Luis Oyarzún, Jorge Sanhueza y Jorge Berti. Se trata de una serie de láminas compuestas por recortes de periódicos que fueron expuestas una a una semanalmente en la calle Bandera, en el centro de Santiago.… recortaba titulares de distintos periódicos y los juntaba y organizaba con un resultado sorprendente que parecía dar un mensaje inesperado y hasta misteriosamente codificado:

(10). Ya lo hacía mucho antes de la proliferación de mensajes de texto de los teléfonos celulares. Usaba estas abreviaturas ortográficas en los primeros artefactos postales y en los discursos.

 

(11). Nicanor Parra Obras públicas I, II. Michelle Bachelet inaugura la exposición de Obras Públicas:  “Antipoeta Parra en la Moneda.” Hay más de 60 videos de la antipoesía de Parra en You Tube.

 

(12). "Durante medio siglo

la poesía fue

el paraíso del tonto solemne.

Hasta que vine yo

y me instalé con mi montaña rusa.

 

Suban, si les parece.

Claro que yo no respondo si bajan

echando sangre por boca y narices."

(Versos de salón 1962)

 

Obras citadas

 

Díez, Cristina, Durá, Carlos, Rico, Amparo and Sonia Mattalía. en la “Introducción” Trabajos prácticos. http://www.memoriachilenaparaciegos.cl/archivos2/pdfs/MC0013511.pdf

 

Gottlieb, Marlene. Pablo Neruda and Nicanor Parra. Face to Face. NY: Edwin Mellen Press, 1997.

 

Huneeus, Virginia. “Parra y El Pago de Chile.”  Mensaje (Cultura), 1 octubre 2006.

Neruda, Pablo. “Sobre una poesía sin pureza”, Caballo verde para la poesía, l, octubre de 1935, p. 5. Edición facsímil en 1974.

http://artespoeticas.librodenotas.com/artes/686/una-poesia-sin-pureza-1938

Parra, Nicanor. Obras completas y algo más. Tomo I. 1935-1972. Madrid: Galaxia Gutenberg, 2006.

 

Vásquez Rocca, Adolfo. "Nicanor Parra: antipoesía, parodias y lenguajes híbridos". (Homenaje con motivo de los 90 años del Anti-Poeta). Biblioteca Virtual de Literatura / Satírica / Crítica. Sevilla: Diciembre 2004. http://www.trazegnies.arrakis.es/parra.html