El rol de
género: una categoría en movimiento que cuestiona la
inmovilidad
dictatorial cubana posterior a 1959 en
Viaje
a La Habana, de Reinaldo Arenas
Jailer de
Jesús Sánchez
Madrigal
Temple University
La narración en Viaje a La
Habana, presenta en algunos personajes
masculinos la movilidad del rol
de género en contraste con la
inmovilidad que impone la dictadura (1)
castrista en el poder. El
acercamiento teórico que propongo para analizar la obra sigue la
teoría de género de Judith Butler. Las variaciones del
rol de
género responden a la concepción performativa que Butler
tiene del
mismo, la cual implica movimiento y constructividad. En cambio, la Revolución cubana de 1959 se
caracteriza por la rigidez del pensamiento gubernamental que obstruye
la libre expresión de los ciudadanos.
La novela
está compuesta por tres relatos en los que coincide la idea de
viaje que
encabeza el título de la misma. El significado que tiene el
viaje en la
economía del texto de Arenas ha sido valorado por Jorge Olivares
apoyado
en el tercer relato, del mismo nombre que la novela: “Viaje
a La Habana es, como lo apunta el
título, un viaje a La Habana, pero es un viaje espacial y
temporal a la
vez” (281). Olivares defiende la idea de que en el tercer relato,
Ismael
viaja a La Habana: “llevado por la imaginación” (281). Tal
vez Olivares tenga razón, o quizá Israel sí
realizó
el viaje realmente; sin embargo, lo más importante es considerar
la
presencia de la isotopía del viaje. El viaje implica el
movimiento que
se refleja en toda la obra con la inconformidad del rol de
género que
desempeñan los personajes y su deseo de escape del lugar
físico
en el que se encuentran, ya sea La Habana o New York.
La narración
expone la discriminación y represión que sufren los
homosexuales,
y los efectos que siguieron en la sociedad cubana con el aferramiento
al poder
del dictador Fidel Castro.
En su artículo, Marylin Bobes, resalta la situación que
viven los homosexuales desde el testimonio personal de Arenas en su
libro
autobiográfico:
Reinaldo Arenas, quién convierte su
testimonio Antes que anochezca en un alegato político
donde la
relación erótica se banaliza y se reduce a una suerte de
persecución del placer cruelmente castigada por las
instituciones y que
parece, en sus historias, socialmente aceptada y permitida por los
miembros de
la comunidad. (El homosexualismo en
la Literatura Cubana)
El cambio de rol de
género se destaca en algunos personajes de los tres relatos. El
primer
relato, "Que trine Eva", presenta a Ricardo, un personaje masculino que
estando casado, deja a su esposa y se marcha con un ‘muchacho’. En
el segundo, "Mona", al personaje masculino lo encarna Ramón;
pero, también Leonardo, quien es en realidad un hombre
encubierto
detrás de una imagen femenina y atractiva: Elisa. Finalmente en
el
último, "Viaje a La Habana", hay tres personajes masculinos:
Sergio,
Ismaelito y su padre Ismael, los dos primeros implicados
respectivamente en una
relación erótica con Ismael.
Las variaciones de
roles en cada personaje crean un estado de movimiento que está
reflejado
en toda la novela. El movimiento implica el cambio y, por ende, la
transformación que se evidencia en el rol de género como
el hilo
conector que enlaza a Ricardo, Ramón, Leonardo, Sergio, Ismael e
Ismaelito. El rol de género que juegan estos personajes no se
mantiene
estable, cambia según las circunstancias y el tiempo. En este
sentido es
importante considerar el enfoque de Judith Butler en Gender trouble: Feminism and the Subversion
of Identity, donde defiende su
visión performativa (2) del
género en su dimensión cambiante:
La tesis
principal de
Butler consiste en considerar el género como performativo y
por lo
tanto no estable a lo largo de la vida de un sujeto. Dependiendo de la
decisión del sujeto, éste se puede ubicar a su gusto en
un
género o en otro partiendo de una lista que excede el par
tradicional.
En "Que trine Eva", hay un recorrido por toda la Isla de Cuba
donde Ricardo
manifiesta un proceso de cambios en su comportamiento que su esposa
nota. Lo
siente distante, que se le escapa, en ocasiones le parece preocupado o
que se
disolvía en el aire (Arenas 43). Finalmente, la
transformación de
Ricardo se hace evidente:
La frase Que trine Eva, titula el primer relato y aparece
explícitamente en la narración dicha por Ricardo cuando
abandona
a su esposa. En el contexto cubano la frase tiene una fuerte
connotación
cuyos significados Francisco Soto señala: “In Spanish the verbo
‘trinar’ means to sing or warble (ornithology) but it also means to
be angry, hopping mad” (103). Ricardo abandona a su esposa, se va con
el
joven y no le importa la reacción que pueda ocasionar su
actitud. A
Ricardo no le importa su esposa, ni tampoco el medio social; le importa
otro
hombre, y esto implica un cambio de rol y una transformación del
género. Este proceso es el que Butler describe y apoya en su
teoría performativa.
La intolerancia del sistema
dictatorial castrista se destaca por cualquier manifestación que
sobresalga
o sencillamente llame la atención. Soto destaca la
reacción
oficial ante el comportamiento de Evattt y Ricardo:
El comportamiento de esta pareja
rompe con el orden esquemático implantado en la Isla, por eso
son
perseguidos y vigilados. Este elemento es importante para considerar la
magnitud que representa el cambio del rol de género de Ricardo
en el
medio social cubano. Sin embargo, en el texto el narrador no le da
seguimiento
a la nueva pareja de Ricardo y el joven; pero, el hecho en sí
tiene un
gran significado liberador en medio del contexto de vigilancia,
persecución y represión. En este
hecho, Soto señala la coincidencia con otros textos de Arenas:
“The
young fisherman extends his hand out to the exhausted Ricardo and leads
him
toward the sea, which here, as in many other texts by Arenas, is read
as a
symbol of freedom” (102). La libertad en este contexto es elemento clave
que
cuestiona al sistema represivo.
El proceso que experimenta
Ricardo implica un análisis desde el punto de vista de la
identidad
dentro del contexto performativo de Butler. En este sentido es
necesario
considerar que Butler cuestiona la reducción de los sexos y de
los
géneros a dos: masculino y femenino, porque considera que de
esta manera
se anularía la correspondencia del sistema binario de
géneros en
una relación mimética a los sexos. La nueva
condición de
Ricardo cambia su identidad en el nuevo rol de género que
proyecta. El
era esposo de una mujer a quien ahora abandona para irse con un
muchacho que
tiene: “pasos viriles” (53). Según Butler, es necesario
acudir a las teorías estructurales del lenguaje donde destaca de
Saussure el carácter total y cerrado del lenguaje como sistema y
la
relación arbitraria, dentro de él, entre significante y
significado:
The
masculine subject only appears to originate meanings and thereby to
signify.
His seemingly self-grounded autonomy attempts to conceal the repression
which
is both its ground and the perpetual possibility of its own
ungrounding. But
that process requires that women reflect that masculine power and
everywhere
reassure that power of the reality of its illusory autonomy. (57)
Butler
defiende que: “when the demand that women reflect the autonomous power
of
masculine subject/signifier becomes essential to the construction of
that
autonomy and, thus, becomes the basis of a radical dependency that
effectively
undercuts the function it serves” (57-58). Sin embargo, lo que más le
interesa del postestructuralismo es la
ruptura que existe entre significante y significado que se
convierte en
la différance (3)
operativa e ilimitada del lenguaje y que implica una referencia
constante hacia
un desplazamiento ilimitado. En este sentido, Butler presenta la
relación significante y significado que se ha establecido entre
los
géneros masculino y femenino. Además, insiste en que
más
le interesa el distanciamiento que se produce en el interior del
estructuralismo del lenguaje.
La postura de Butler abre
infinitas posibilidades de expresar el género y no ser
cuestionado por
un enfoque reduccionista que limita a Ricardo, en este caso, a ubicarse
en uno
de los dos roles hasta entonces concebidos: masculino o femenino. La crítica a la postura
de Butler ha
sido controvertida;
Elvira Burgos,
por ejemplo, apunta sobre la vulnerabilidad de la identidad en la
teoría
de Butler: “Performativity is precisely what will determine the
constant
instability. However, this
postulation of identity as
the temporary result of a never-ending action does not put an end to
the
problem of gender” (162). La inestabilidad y el consecutivo proceso de
cambio es algo que, para
Burgos, resta precisión a la teoría. Asimismo, señala que: “Performativity is
best understood in
its linguistic dimension. This way, gender is not understood as an
interior
essence, nor a volatile exterior surface but as the result derived from
a
repetition, a citation, of some norms which precede, exceed and
restrict those
who enact them” (Burgos 164). Para Burgos, el término ‘performatividad’
no está lo suficientemente desarrollado como debiera si fuese
analizado
desde una dimensión lingüística.
La crítica a Butler se debilita ante la
realidad que analiza. En la
novela se destaca el cambia de rol en Ricardo y, por tanto, su
relación
erótica cambia también. El comienza a sentirse
atraído por
alguien del mismo sexo y su proyección varía, primero
ante una
mujer y luego ante otro hombre. Este tipo de transformación del
género en el tiempo tiene su explicación racional a
través
de la performatividad de Butler. No obstante, hay que considerar que
Butler sí tiene en
cuenta las teorías estructurales del lenguaje. Toma de Saussure
el
carácter total y cerrado del lenguaje como sistema y la
relación
arbitraria, dentro de él, entre significante y significado. Sin
embargo,
lo que más le interesa del postestructuralismo es la ruptura que existe entre significante y
significado que se convierte en la différance
operativa e ilimitada del lenguaje y que implica una referencia
constante hacia
un desplazamiento ilimitado. En este sentido, Butler presenta la
relación significante y significado que se ha establecido entre
los
géneros masculino y femenino:
The
masculine subject only appears to originate meanings and thereby to
signify.
His seemingly self-grounded autonomy attempts to conceal the repression
which
is both its ground and the perpetual possibility of its own
ungrounding. But
that process requires that women reflect that masculine power and
everywhere
reassure that power of the reality of its illusory autonomy. (57)
En su
postulado, Butler defiende que: “when the demand that women reflect the
autonomous power of masculine subject/signifier becomes essential to
the
construction of that autonomy and, thus, becomes the basis of a radical
dependency that effectively undercuts the function it serves” (57-58). No obstante, insiste
en que más le interesa el distanciamiento que se produce en el
interior
del estructuralismo del lenguaje. A pesar de la crítica, la teoría
performativa de Butler ha
prevalecido, pues constituye una alternativa para explicar el
movimiento que
experimenta la identidad de género en las personas. El rol de
género del personaje Ricardo ha dado un vuelco en la novela; ha
roto con
su estatus marital para unirse con un muchacho
de su mismo sexo con quien comienza a jugar un nuevo rol.
El segundo relato, “Mona”, describe la
relación erótica
entre Ramón y Leonardo. Ramón Fernández es un
cubano que
salió de Cuba con el grupo de El Mariel, estaba radicado en New
York y
trabajaba: “como security en el Wendy’s que está en Broadway
entre la 42 y 43 calles” (Arenas 67). En su trabajo pone gran
atención a su apariencia física y se concentra en sus
dotes como
conquistador de mujeres que trabajan o frecuentan el lugar (Arenas
67-68). La
influencia del medio es algo importante a considerar en cuanto a la
manifestación del género. Ramón afirma estar
trabajando en
el mismo lugar desde que llegó a New York, por la noche y en
contacto
con muchísimas personas, entre las que resalta a las mujeres.
Todas
estas circunstancias revelan cómo el medio está
influyendo sobre
Ramón y su conformidad con el mismo, ya que el día en que
conoce
a Elisa reconoce estar adaptado a esta vida: “Estaba, pues, en esa
actitud de alerta, mirando para la calle en busca de una mujer digna de
guiñarle un ojo o hacerle alguna otra señal, cuando se
detuvo
frente al establecimiento un ejemplar femenino verdaderamente
extraordinario” (Arenas 68). El medio en el que estaba le estimula a
fortalecer su vida promiscua y afianzarse en un rol de género
que cambia
cuando profundiza su relación erótica con Elisa.
En este contexto es
importante considerar en el libro de Anne Cranny-Francis la teoría
de tecnología de género
propuesta por
Teresa de Lauretis. Esta
teoría plantea
que el género no es algo que existe
en los
organismos, sino que es el conjunto de efectos producidos en los
cuerpos, los
comportamientos y las relaciones sociales por el despliegue de una
compleja
tecnología política que ve la construcción del
sexo y sus
manifestaciones a través de lo que Althusser llama "aparatos
ideológicos del Estado" tales como los medios de
comunicación, las escuelas, la familia y otros (Cranny-Francis
50).
Con este planteamiento Lauretis
defiende la idea
de que el género es resultado de un proceso educativo que
depende de la
influencia del medio social.
Es importante la acotación que hace el
narrador Daniel Sakuntala para calificar a Ramón como uno de los
emigrantes que salieron de Cuba por: “el puente marítimo de El
Mariel” (Arenas 61). El
fenómeno y la caracterización de las personas que
salieron por
esa vía están concretamente resumidos por la
socióloga
cubana-americana Silvia Pedraza:
Este fragmento descubre a los marginados por
la dictadura de Castro. El texto no habla de la vida de Ramón en
Cuba,
tampoco dice que tiene familia en los Estados Unidos. Por tanto, luego
de leer
el estudio de Pedraza podemos concluir que Ramón es uno de los
llamados escorias. Su conducta social sólo
se conoce a partir de su estancia en New York donde está cada
vez
más estimulado a llevar una vida inestable sexualmente. El rol
de
género en Ramón está orientado hacia lo masculino
y parece
bien afianzado por la aceptación de la mayoría de las
mujeres que
intentaba conquistar. Pero con Elisa, su vida cambia. El queda
verdaderamente
impresionado con ella, la ve guapa y diferente a las demás;
incluso,
cree que es griega. Sin embargo, en su cotidiana relación con
ella
comienza a darse cuenta de que hay inestabilidad en su voz, en su
cuerpo y en
su relación (Arenas 69-70). La importancia del cuerpo es un elemento
importante en la
proyección del género. Elin Diamond destaca en su artículo
cómo Butler lo tiene en cuenta cuando refiere a lo que implica
el hecho
de la repetición en la formación del género: “it
also comes to suggest temporality, history, and politics, marking the
desires
to reconfigure, reinscribe, resignify the law (culture, social,
linguistic)” (Re: Blau, Butler). Sin embargo, algunos críticos
quedan insatisfechos con el nivel de profundidad con que Butler
desarrolla este
tema. En el libro de Joseph Harris,
Nicholas Hammond plantea
que: “Butler’s exploration of cross-dressing does not examine the
importance of the body” (67-68). Diamond estudia el tema del cuerpo en
función de la teoría de Butler y lo considera
insuficiente dentro
del marco teórico que ella elabora.
Ramón descubre que Elisa
sale de madrugada para
encontrarse con otros hombres (Arenas 74-75). Desde este momento su
autoestima
comienza a verse cuestionada y con ello reaparece el conflicto de
identidad:
“En resumen, estaba ante un hombre de más de quinientos
años de edad que se había convertido en mujer y era
además
una pintura” (Arenas 84). El conflicto finalmente culmina con el
descubrimiento de Elisa como hombre transformista. En el personaje de
Elisa
vemos la delicadeza con que el tema del género ha de ser tratado
en la
actualidad, así lo afirma Cranny-Francis: “For gender studies
this
is the principal contribution of men’s studies - that it does, in its
very different ways, highlight the constructedness of contemporary
gender
roles, and so acknowledges gender as a social practice rather tan a
natural
attribute” (82). Cranny-Francis revela la seriedad con que debe ser
tratado el tema del género de manera teórica. Por su
parte
Arenas, presenta en la práctica el caso concreto de Elisa,
viviendo una
situación actual, que necesita ser considerada.
La relación
entre personas
del mismo sexo es algo que Butler considera como una relación de
reciprocidad: “the
relation of reciprocity established between men, however, is the
condition of a
relation of radical nonreciprocity between men and women and a
relation, as it
were, of nonrelation between women” (53). En este intercambio
intersubjetivo, Butler observa un proceso performativo que ha sido
cuestionado
por la crítica. Por ejemplo,
Kathy Dow
Magnus destaca: “Butler’s notion of performative subjectivity has
also provoked severe criticism. Most famously, Seyla Benhabib has
argued that
Butler reduces the subject to a mere effect of language” (81). En efecto, Butler no
puede escapar de la influencia del lenguaje en su apología
performativa
porque está todo el tiempo trabajando con los términos
sexo y
género de manera que quepa en ellos cualquier variante posible
de la
realidad.
La postura de Butler genera polémica cuando analiza la
sensación de ‘crisis’ que domina el debate
contemporáneo sobre las categorías de sexo/género
y las
repercusiones que tiene el mismo en la representación de los
organismos
políticos de la sociedad. Fiona
Webster
considera que este debate es un producto de la confusión de
cuestiones
teóricas y políticas, y que: “the debate between them
provides the basis for a direct critique of Butler’s rejection of the
sex/gender distinction and her performative account of those
categories”
(Webster 2). Sin embargo, en el mismo artículo expone la
crítica
que Seyla Benhabib hace a la teoría
de Butler:
“The first is the critique of identity categories and identity politics
which she understands to be at work in so-caller postmodern theory. The
second
is Butler’s account of gender as performance” (Webster 3). Si bien es cierto que hay
diversidad de
opiniones con respecto a la teoría performativa de Butler; hay
que
considerar que está en un proceso de evolución, en el que
la
misma crítica está contribuyendo a enriquecerse y
paulatinamente
contribuyen a dar una explicación al fenómeno del
género
en la sociedad contemporánea.
El contexto social tiene alto
grado de importancia en "Viaje a
La Habana". La
revolución cubana se ha caracterizado por la represión y
persecución de todos
aquellos ciudadanos
que manifiestan, de
una forma u otra, modos de pensar y actuar diferentes a las
normas establecidas por la dictadura castrista. John Hillson comenta en su
artículo varios materiales fílmicos que proyectan la
situación
de la homosexualidad
en la Cuba
castrista. Hillson se refiere específicamente al filme Fresa y Chocolate, como un ejemplo
representativo de la discriminación de los homosexuales en los
años 90:
El tercer relato cuenta la vida
de Ismael. El vivía en Cuba, con una familia estable, casado y
tenía un hijo. Sin embargo, su vida cambia después que
conoce a
Sergio: “un cuerpo real, un joven y bello cuerpo deseoso de ofrecerse.
Se
amaron desenfrenadamente” (Arenas 105). Esta relación
erótica
resulta ser una prueba irrefutable de una acusación por
violación
que Ismael tiene que asumir. La narración destaca dos cuestiones
importantes, una es el cambio de rol de género; Ismael ha
encontrado
otra manifestación de su sexualidad en la que se siente feliz:
“Así,
en el suelo, todavía abrazados, se quedaron por un rato. No se
trata de
una compensación o de un desahogo, pensó Ismael (la
cabeza
todavía colocada sobre el vientre del muchacho), es la
felicidad”
(Arenas 105). La otra cuestión es el proceso de
marginación que
sufre Ismael por ser homosexual:
Resulta paradójico hablar de una
teoría performativa que exige cambios, en un medio dictatorial,
donde
los mecanismos represivos están en función de mantener el
control
y velar por el fiel cumplimiento del mismo. Sin embargo, hay en el
personaje de
Ismael un
cambio que lo domina e
impulsa a encarnar la vida de un personaje homosexual, enfrentarse al
medio y
romper con todo su pasado. La
irracional persecución de los homosexuales es un aspecto que
Bobes
destaca como algo importante que en esta novela Arenas destaca:
La importancia del contexto histórico
es relevante para entender a plenitud todo lo que se expone en esta
obra. El
factor histórico es algo que Butler tiene en cuenta en su
teoría
porque la performatividad del
género se efectúa en condiciones históricas
concretas, es
por eso que cambia constantemente. No
obstante, Harris le
señala a Butler una laguna al respecto: “Yet these problems of
ahistoricity can be most helpfully explored through a second lacuna in
Butler” (67); a la vez, Harris reconoce que: “Above all,
Butler’s theories are profoundly ahistorical; although not in itself a
criticism, this does mean that she can tell us little about their
particular
ways in which sex and gender might be constructed in different
historical or
geographical contexts” (67). La contextualización histórica
tiene muchos matices que son
difíciles de considerar cuando se está estableciendo una
teoría general. Butler sí tiene en cuenta este factor y
lo deja
abierto para que se aplique en cada circunstancia según
corresponda. En Viaje
a La Habana, el
contexto histórico explica la represión del género
en condiciones
aparentemente normales e inmóviles.
Soto integra la
compleja situación que se da en Ismael entre la performatividad
del
género y la situación política: “Arenas infuses a
political and humane message into ‘Viaje a La Habana’ by linking the
searches for a homosexual and national identity” (120). Esta misma
realidad es la que de una u otra forma está presente en la
economía de Viaje a La Habana.
Ricardo, Ramón, Leonardo, Sergio, Ismael e Ismaelito
están
conectados por la movilidad del
rol de género en
contraste con la inmovilidad que está presente en Cuba. Butler,
con su
teoría performativa justifica el movimiento en los cambios de
roles de
los personajes analizados y contribuye a ver la marginación que
sufren
cuando se les niega, castiga y reprime la posibilidad de
construir libremente su género.
Notas
(1).
Dictadura, según el
Diccionario de la Real
Academia de la Lengua está definida en una de sus variantes
como:
“Gobierno
que, bajo condiciones
excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento
jurídico para ejercer la autoridad en un país”. Es decir,
la autoridad en este tipo de gobierno se ejerce arbitrariamente
según
parámetros que rompen y no tienen en cuenta el orden ya
establecido;
además, según expresa el mismo diccionario en otra de las
significaciones que ofrece: “Gobierno que en un país impone su
autoridad violando la legislación anteriormente vigente”. La
rigidez de pensamiento de este tipo de gobierno domina todas las
áreas
de la sociedad y no permite la movilidad ni el cambio.
(2).
Judith Butler desarrolla la
teoría de la Performatividad del género, que significa
que el
género se construye en el tiempo. Ella reconoce que es
difícil
decir con exactitud lo que es performatividad, no sólo por lo
que significa
el término en sí, también por lo que puede
significar, ya
que cambia con el tiempo. En su libro Gender trouble: Feminism and the Subversion of
Identity,
Butler explica cómo se construye el género y defiende su
visión performativa del mismo. Añade, critica o apoya
teorías ya conocidas, y en su conjunto presenta al género
en su
dimensión cambiante.
(3). Différance.
“In his 1968 essay, “Difféfance,” Derrida describes
the process of spatial and temporal movement that he claims makes all
thought
and all reality posible. To justify it, he draws on the work of
Saussure,
Heidegger, and Nietzsche. He also alludes to the work of the
pre-Socratic
philosophers such as Anaximander” (Derrida 278)
Obras citadas
Arenas, Reinaldo. Viaje a La Habana. Miami: Ediciones Universal, 1995.
Impreso.
Bobes, Marylin. “El
homosexualismo en
la literatura cubana: algunas aproximaciones a un tema tabú.” La Jiribilla (2002): N. pag. Red. 18
abr. 2009. <http://www.lajiribilla.cu>.
Burgos,
Elvira. “Vulnerable Identity and Agency: Judith Butler.”
Interculturalism:
Between Identity and Diversity (Jan. 2006):
161-87. Impreso.
Butler,
Judith. Gender Trouble: Feminism and the
Subversion of Identity. New York and London: Routledge, 1999.
Impreso.
Cranny-Francis, Anne et al. Gender studies: terms and debates. New York: Palgrave, 2003. Impreso.
Derrida, Jacques.
“Différance.” Literary
Theory: an Anthology. Ed. Julie Rivkin y Michael Ryan. Malden:
Blackwell, 2004. 278-99. Impreso.
Diamond, Elin. “Re: Blau, Butler,
Beckett, and the Politics of Seeming.” The Drama Review 44.4 (Winter
2000): N. pag. MLA. Red. 6 mar.
2009.
“Dictadura.” Diccionario de la
Real Academia
Española. Madrid: Editorial Espasa Calpe, 2001. Impreso.
Harris,
Joseph. “What Butler Saw: Cross-Dressing and Spectatorship in
Seventeenth-Century France.” Paragraph
29.1 (Mar 2006): 67-79.
Impreso.
Hillson,
John. “The Sexual Politics of Reinaldo Arenas: Fact, Fiction and the Real Record of the
Cuban Revolution” NY
Transfer News (2001): N. pag.
Red. 17 abr. 2009. <http://www.blythe.org/arenas.html>.
Magnus,
Kathy Dow. “The Unaccountable Subject: Judith Butler and
the Social Conditions of Intersubjective Agency.” Hypatia
21.2 (Spring 2006): 81-103.
Impreso.
Olivares, Jorge.
“¿Por qué llora Reinaldo Arenas?” MLN
115 (2000): 268-98. Impreso.
Pedraza, Silvia.
“Olas migratorias desdes 1959: entre el desencanto y la
desesperanza”. Nuevo Herald
(Feb. 2009): N. Pag. Red 22 abr. 2009. <http://www.elnuevoherald.com/reportes/story/217444.html>.
Soto, Francisco. “Journey to the Source: Viaje a La
Habana.” Reinaldo Arenas. New
York: Twayne, 1998. 94-123. Impreso.
Webster, Fiona. “The Politics of Sex and Gender: Benhabib and Butler Debate Subjectivity.” Hypatia 15.1 (Winter 2000): 1-22. Impreso.