Maipina de la Barra, Viuda de Cobo. Mis impresiones y mis vicisitudes en mi viaje a Europa pasando por el
Estrecho de Magallanes Y en mi excursión a Buenos Aires pasando por la
cordillera de Los Andes. Estudio
preliminar, transcripción y modernización ortográfica: Carla Ulloa Inostroza.
Santiago, Chile: Editorial Cuarto Propio, 2013. 224 p. I.S.B.N.
978-956-260-663-9.
La
reedición de la obra de Maipina de la Barra titulada Mis impresiones y mis
vicisitudes en mi viaje a Europa pasando por el Estrecho de Magallanes y en mi
escursión [sic] de Buenos Aires pasando por la Cordillera de los Andes,
a cargo de la historiadora Carla Ulloa Inostroza, es la primera reedición del original, y además es la
primera que se realiza en su país de origen, Chile. El dato es curioso, ya que de
la Barra publicó su obra en Buenos Aires con los Editores Piqueras, Cuspinera y Cía en 1878, y la dedicó a “las damas
argentinas”, fue elogiada por la prensa del momento, y permaneció casi
desconocida hasta la década de los noventa en que historiadores chilenos y
argentinos le otorgaron algunos estudios. Carla Ulloa Inostroza, fundadora del
útil y bello blog “Mujeres viajeras”, ha publicado un texto fascinante que se
acopla al ya nutrido archivo de narrativas de viaje escritas por mujeres en el
siglo diecinueve. La editora apunta que la reedición de esta obra tiene como
objetivo, “rescatar las memorias de una viajera que retrató las contradicciones
a las que se veían sometidas las mujeres independientes, con planes y con
ansias de “expansión”, según sus propias palabras. La intención es recobrar una
voz y divulgar su obra” (11). Es de notar que éste es el único relato de viajes
publicado en forma de libro por una chilena en el siglo XIX.
La edición se inicia con un
“Estudio Preliminar” que ocupa las primeras 40 páginas, seguido del texto de
Maipina de la Barra. Éste se encuentra encabezado por una elogiosa “Advertencia
de los Editores” quienes proclaman las cualidades morales y educacionales del
libro “dedicado a las MADRES DE FAMILIA, en
general, porque puede y debe servir de norma para la educación de la
familia, especialmente del sexo femenino” (50). A continuación, se ofrece una
“Dedicatoria. A las Damas Argentinas” firmada por Maipina de la Barra. La primera parte de la obra se
titula “Mis impresiones” y consta de XIX capítulos que cubren sus viajes: el
cruce del Estrecho de Magallanes, la travesía atlántica, las costas europeas y
sus ciudades: Burdeos, Marsella, Génova, Turín; París y su estadía en esta
ciudad, y finalmente, el regreso. La segunda parte, “Mis vicisitudes” (Caps.
XX-XV) narra la llegada a Chile, los problemas familiares, la travesía de Los
Andes hacia Mendoza, y su viaje a Buenos Aires. Por último, el “Apéndice”
incluye, una carta de la hija de Maipina, Eva, quien reanuda la relación con su
madre y le anuncia el nacimiento de su hija. La carta está enmarcada por una
breve introducción y conclusión de Maipina de la Barra dedicada a sus lectoras
y fechada en Santiago el 8 de junio de 1878. Le sigue una nota necrológica con
una foto de la autora, y el “Índice”.
El Estudio
Preliminar que le dedica Carla Ulloa Inostroza a la autora consagra las
primeras páginas a un ensayo de corte biográfico; la segunda parte, titulada “
‘No volver jamás a ser pequeñas’: Una posible lectura de Mis impresiones y mis vicisitudes,” contiene un breve estudio
general que pretende iniciar el diálogo crítico sobre esta olvidada escritora
chilena. Se contextualiza la obra dentro del marco de la sociedad chilena y
latinoamericana contemporánea a Maipina de la Barra. Esta mujer intelectual,
autodidacta y dotada de cualidades artísticas utiliza la literatura de viajes
como pantalla para resguardarse de la crítica y afirmarse como autora. La
editora recalca que: “Este tipo de escritura ofrecía una voz autorizada que la
sociedad no podía negarle a la viajera. La protagonista estuvo en los lugares
que describe y sus lectores se quedaron en casa” (26). Como tantas otras
viajeras, la autoridad emana del viaje mismo y del acto posterior de la
escritura y su consecuente publicación. Ulloa Inostroza hace hincapié en el
cariz pionero de la postura de Maipina de la Barra con respecto a la situación
de la mujer: “Teniendo plena conciencia del sometimiento y la “pequeñez” en que
las mujeres de su época vivían, este libro puede ser entendido como un llamado
a la acción y a la organización. Si bien Maipina de la Barra no fue una
feminista ni una activista política, puso el acento en aspectos que sirvieron,
más tarde, para poder tomar conciencia y actuar” (27). Por lo tanto, de la
Barra pertenece a la primera generación de mujeres que preparan el terreno para
la lucha por la igualdad sin enarbolar la bandera del feminismo. Sin embargo,
existen en su narrativa de viajes pasajes y posturas de corte netamente
progresista, en los cuales la suerte de la mujer sudamericana se contrapone
negativamente a la de la norteamericana y la de la europea. La editora señala
que: “Hay disconformidades en el relato de la escritora, pues a ratos son
discursos emancipadores, y, en otros, hablan del sometimiento y la
subordinación. Sin embargo, estas “incoherencias” son valiosas para entender
las presiones, tensiones y posibilidades que experimentaban estas mujeres…”
(28). Siguiendo las pautas de investigadoras como Pura Fernández, Graciela
Batticuore, Susana Zanetti y Ana Peluffo, entre otras, Carla Ulloa penetra en
la temática de la sororidad, de los lazos entre mujeres intelectuales
insatisfechas con la angostura de esa “pequeñez” a la que alude Maipina. Aclara
Ulloa, “Fue parte de un grupo de escritoras-viajeras del siglo XIX que
intervinieron en el espacio público en Latinoamérica. Juana Manso, Clorinda
Matto, Juana Manuela Gorriti, Nísia Floresta y Eduarda Mansilla son algunas de
sus contemporáneas que llevaron a cabo un esfuerzo similar por conseguir
espacios más amplios en el estrecho margen que las mujeres tenían a fines del
siglo XIX” (29). Al igual que algunas de estas viajeras ilustradas, Maipina de
la Barra utiliza el estrecho paradigma civilización-barbarie para demostrar el
avance de la mujer europea y norteamericana en comparación con la de su tierra.
También como a algunas de ellas, no le preocupa la suerte de la mujer obrera,
la campesina, la trabajadora, sino la mujer de su clase social. Ulloa Inostroza
sentencia: “Creo posible afirmar que esa única publicación no es más que un
intento por hablar de la mujer (antes del viaje), de la educación y de la
nación chilena con un protagonismo formidable, poniéndose a sí misma como
ejemplo ante sus contemporáneas, incitándolas y entregando un testimonio de
autonomía y firmeza frente a las disposiciones arbitrarias del androcentrismo”
(30).
La última parte del estudio
preliminar indaga la recepción que obtuvo el texto y su autora, primero en
Buenos Aires, y luego en su tierra natal. Basándose en artículos periodísticos y reseñas, Ulloa Inostroza
compone el panorama de la recepción del libro. Éste fue calurosamente recibido
entre los liberales de Buenos Aires y más tímidamente elogiado por los chilenos
como Benjamín Vicuña MacKenna, quien además de otorgar tibias alabanzas se encargó
de hacer correcciones y enmiendas. Fragmentos del libro pertenecientes a la
educación y la vida parisina fueron publicados en revistas de la época
dedicadas a la instrucción y entretenimiento saludable de las mujeres y madres
republicanas. La lectura del texto de Maipina de la Barra nos introduce no sólo
a una narrativa de viaje entretenida e inteligente, sino a la trama siempre
compleja y atrayente de la relación entre madre e hija. La autora chilena viajó
a Europa con su hija adolescente, y de cierta manera, el libro se transforma en
un diario de su relación, y en un manual de la vida que una madre le dedica a
su hija. De ahí que mucho de la crítica se vierta sobre el papel educacional
del texto basado en los consejos maternos.
Maipina de la Barra, en los treinta años que siguieron a la publicación de su libro de viajes, mantuvo una nutrida agenda artístico-social y literaria; adepta al espiritismo, se dedicó al periodismo, y fue miembro de una logia masónica en Buenos Aires. Carla Ulloa Inostroza ha recuperado una voz que añade matices y solidifica nuestra comprensión de las líneas de pensamiento proto-feministas decimonónicas y de la complejidad de perspectivas ideológicas que permeaban los ámbitos intelectuales de la época.
California
State University, Long Beach