La poesía de Ernesto Cardenal y su misticismo político. Una experiencia fronteriza en su Cántico Cósmico

 

Alfredo Ignacio Poggi

Georgetown University

 

Las clasificaciones de Ernesto Cardenal como el poeta de la teología de la liberación, el místico de la lucha social, o el sacerdote científico han servido de marco interpretativo y herramientas críticas para analizar su obra por varias décadas. No obstante, si un estudio sobre el poeta nicaragüense sólo se limitara a ellas, caería en el error de perder de vista la complejidad del autor. Algunos críticos, como José Miguel Oviedo, han intentado clasificar la constitución multifacética de Ernesto Cardenal identificando etapas cronológicas en su obra (ctd. en Pastor Alonso 24). Para Oviedo, la primera etapa es la de poesía de denuncia social y política, como en Epigrama y Hora Cero, la segunda es la de poesía mística con obras como Getsemaní, Ky, Salmos, y Oración por Marilyn Monroe, y la tercera es la de poesía épico-narrativa, con obras como El Estrecho Dudoso, y Homenajes a los Indios Americanos (ctd. en Pastor Alonso 24). Sin embargo, otros críticos como Paul Borgeson y María Ángeles Pastor Alonso coinciden que dicha clasificación no es adecuada, ya que existen temáticas que se repiten constantemente en los distintos poemarios (Pastor Alonso 25). De hecho, los libros publicados por Cardenal en las últimas dos décadas parecen sustentar esta última posición crítica. Por ello, uno de los mayores desafíos analíticos que tiene la obra de Ernesto Cardenal es encontrar una temática que conecte la fragmentación de sus poemas. En los años 80, los críticos buscaban dicha fuente de unificación en categorías políticas y éticas. Por ejemplo, para Paul Borgeson, la temática central en los poemas de Cardenal es la justicia (105). A partir de los noventa, con la publicación de Cántico Cósmico, y hasta la actualidad, todo parece sugerir que la mayoría de los críticos encuentran en el sentir místico de Cardenal el nexo de unidad, incluso en sus obras más políticas (López-Baralt 9-10).

En este trabajo no intento buscar una temática de unificación ni entrar en la discusión sobre si la mística religiosa, la ciencia, la cultura o la política son los elementos centrales de la poética cardenaliana. Muy por el contario, creo que la capacidad de romper las fronteras discursivas y temáticas es la virtud poética más importante del poeta nicaragüense. De hecho, en una entrevista que le hicieron en Arenas de San Pedro, España, en el 2009, Cardenal dijo que lo que caracteriza a su obra es la variedad temática.

Si tenemos en cuenta las características propias de toda frontera que identifica Geoffrey Bennington, en su conferencia “Frontiers: Of Literature and Philosophy”,  no es de extrañar los conflictos constantes que experimentó Cardenal a lo largo de su vida. Según Bennington, toda frontera es política, artificial, vaga y violenta, la cual, si se elimina, hace temblar las identidades de quienes la experimentan. En otras palabras, las superaciones de las fronteras desestabilizan las identidades, ya sean políticas, religiosas o culturales, y generan una reacción violenta adversa en los afectados.

Mientras la filosofía comienza con la pregunta sobre qué es la frontera, la literatura - y en el caso de Cardenal específicamente la poesía - parte desde la experiencia:

 

… experience is intrinsically perilous in that as such it exposes to something as yet unknown on or beyond a frontier, and this experience is perhaps none other than what gives rise to the sense of wonder… At the frontier, says literature, life is on the line, identities tremble, something passes into something else, somewhere new opens up. 'Experience' in this sense is never quite mine, never a simple accretion of knowledge or wisdom, because on the frontier, at the edge, I am not quite me, but the opening of identity to an alterity which in principle has no truck whatsoever with the poor supposed self gathered up against this exposure without which it would be nothing at all, but because of which it always might be annihilated. (Bennington)

 

 

 

Partiendo desde discursos bien definidos e identidades delimitadas, como la religiosa, la política o la científica, Cardenal se encarga de transgredir las fronteras en su poesía, dejando en evidencia sus artificialidades y marcando el camino hacia una experiencia fronteriza, la cual podemos denominar mística. Además, como sostiene Bennington, donde hay fronteras, ya sea entre países, disciplinas, o cualquier otra cosa, hay un orden político y mecanismos de control. De ahí que el misticismo de Cardenal, como cualquier otro, sea político y haya generado inevitablemente conflictos con los diferentes actores e instituciones que interactúan con sus versos.      

En sus primeros poemarios como Epigramas, Hora Cero o Salmos, por ejemplo, puede percibirse la capacidad del autor para unir lo religioso y lo político, disolviendo la frontera que divide ambos discursos. Por ejemplo, se puede leer en su libro Salmos:

 

Escucha mis palabras oh Señor

                                    Oye mis gemidos

Escucha mi protesta

Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores

Ni partidario de su política

Ni te influencia la propaganda

No estás en sociedad con el gangster…. (Antología 58)

 

 

Los tres primeros versos se estructuran como una plegaria de alguien que sufre y reclama a Dios, como un salmo de lamentos, para proseguir con la identificación de su desgracia con el orden político dictatorial y sus mecanismos de control. En este sentido, del tercer al cuarto verso, transgrede la frontera del plano individual-religioso, promulgado desde la secularización europea moderna, y lo conecta con una dimensión política-social, sumándose a la agenda de la teología de la liberación latinoamericana (Poggi 87).     

También, en obras como Oración por Marilyn Monroe, Ovnis de Oro y Homenaje a los Indios Americanos, por otro lado, Cardenal rompe las distinciones entre culturas, ya sean estas pop, indígena, europea, estadounidense o latinoamericana:

 

Y la cena. Una choza

            Rústico rótulo (en español)

            CASA DEPORTE-ISLA MULATUPO

especie de restaurante o “Club” indígena

            piso de tierra, paredes de bambú,

                        jóvenes cunas bebiendo Coca Cola

            -no hablaban español-

Con collares de dientes de mono, caimán, zahino…. (Antología 165)

 

 

En los versos anteriores, se puede percibir cómo Cardenal intercala objetos indígenas como una choza, paredes de bambú o collares de dientes de animales con productos masivos pop, como la Coca Cola o un “Club”. Además, muestra una tensión con el idioma español, ya que los indígenas lo usan en el cartel de la casa de deportes pero no lo hablan. Finalmente, aun cuando en sus obras anteriores se puede percibir cómo el autor juega con las fronteras de los discursos, en sus poemarios posteriores, como Cántico Cósmico, Telescopio en la Noche Oscura o Versos del Pluriverso, Cardenal radicaliza las rupturas de los límites que separan la ciencia, la religión, la cultura y la política, incluyéndolas en un dinamismo poético que aspira a la unidad, propio de un místico. Las distintas religiones, culturas, teorías científicas y movimientos políticos confluyen y se intercalan en los mismos versos. Por ejemplo, Cardenal escribe en su Cántico Cósmico:

 

…En el principio todo densa oscuridad,

Sin formas, vacío…

                        …Entonces el Tao no tenía nombre.

                            Lo tuvo y fue la creación…

…………………………………………………….

Hubo un tiempo en que la temperatura era tan alta

que la colisión de protones con protones

producía partículas materiales de la pura energía. (Antología 208)

 

 

En este sentido, este trabajo analizará las rupturas de fronteras discursivas que se dan en la obra de Ernesto Cardenal, ya sean científicas, religiosas, políticas y culturales. Considero que el autor utiliza inteligentemente estrategias poéticas y filosóficas que le permiten quebrar la naturaleza artificial de las fronteras. Primero, puntualizaré sus estrategias de contenido, especialmente con la utilización de la tradición neoplatónica y mística, y enriquecidas con los trabajos de Theilhard de Chardin, la física cuántica, y la teología de la liberación. Segundo, analizaré sus estrategias literarias de la forma, en las cuales Cardenal se refugia en el género poético para exponer su cosmovisión, y no tener los desafíos propios de un ensayo o tratado filosófico. Además, como el mismo autor afirma, Cardenal practica un estilo exteriorista, el cuál toma prestado de Ezra Pound, y utiliza rasgos del collage cubista, la visión cósmica del poeta Walt Whitman, y el lenguaje masivo del arte pop. Finalmente, en este trabajo se mostrará cómo, todo intento de unificación universal, como el que defiende Cardenal siguiendo la tradición neoplatónica, genera inevitablemente nuevas fronteras y dicotomías. Cardenal parte desde la experiencia fronteriza para producir una identidad poética propia, pero simultáneamente conceptualiza la realidad y por ende levanta nuevas fronteras de división teórica y estética.

Para lograr este objetivo y debido a la vasta obra del nicaragüense, me limitaré a su obra cumbre, Cántico Cósmico, ya que según los críticos y el mismo autor, es el resultado de más de tres década de trabajo y materializa las mayores preocupaciones y destrezas estilísticas de Ernesto Cardenal.

 

Las fronteras discursivas y la unidad de contenido

En la poesía de Cardenal parece no haber ningún tipo de contradicción entre dos cosmovisiones filosóficas históricamente enfrentadas: una materialista-científica y la otra dualista-religiosa. La mayoría de sus versos alternan entre teorías científicas y creencias religiosas. Por ejemplo, Cardenal escribe en su Cántico Cósmico: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” / Dice el Génesis (aunque la tierra / Cinco billones de años después que los cielos” (38, 335). Con esta misma idea, sus 43 Cántigas del Cántico Cósmico están repletas de datos científicos pero comienzan casi siempre con la estructura del Génesis, que se alterna a su vez con mitos de otras religiones. Por ejemplo, el libro comienza:

 

En el principio no había nada

            ni espacio

                        ni tiempo

                                    El universo entero concentrado

en el espacio del núcleo de un átomo,

y antes aún menos, mucho menor un protón,

y aún menos todavía, un infinitamente denso punto matemático.

                        Y fue el Big Bang.

La Gran Explosión.

El universo sometido a relaciones de incertidumbre,

su radio de curvatura indeterminado,

            su geometría imprecisa

con el principio de incertidumbre de la Mecánica Cuántica,….

   (Antología 203)

 

 

En los tres primeros versos, de forma escalonada, Cardenal comienza recontando la visión judeocristiana tradicional de la creación ex nihilo, para luego conectarla a las teorías científicas del Big Bang y la mecánica cuántica. De hecho, en la lectura de los versos, la contradicción pasa desapercibida, entre una creación de la nada y la existencia de un punto matemático desde donde se originó la explosión. Parece un Dios o creador que actúa con fórmulas matemáticas y físicas, no mecanicistas sino cuánticas, es decir, con espacio para la incertidumbre y la indeterminación.

Esta superación de las fronteras que dividen los discursos religiosos y los científicos está apoyada en una visión neoplatónica del universo. Para Plotino, la figura más representativa de lo que hoy llamamos neoplatonismo, el universo tiende hacia la unidad. El Uno, principio de perfección y fuente de la creación, se va expandiendo por estadios o hypostasis a través de la emanación. En el primer estadio crea las formas platónicas y la mente del universo, en el segundo las almas humanas y finalmente la materia. Mientras más alejado del Uno esté alguien o algo, más imperfecto y diverso será. De ahí, que el fin de la filosofía neoplatónica mística sea volver al Uno, a la unidad de toda la creación, sin distinción entre alma y cuerpo, espíritu y materia. Esta cosmovisión está presente en la mayoría de la poesía de Cardenal, tanto implícita como explícitamente. Por ejemplo, en el Cántico Cósmico, se puede leer: “…En el principio sólo estaba el Uno sin otros; /ese Ser pensó: deseo ser muchos…” (Antología 208). Pero, según Plotino, el proceso de emancipación del Uno llega a un punto en el que la creación comienza un movimiento a la inversa, de implosión. Toda la creación se expande y contrae por ciclos. E, igualmente, se lee en la obra de Cardenal: 

 

y empezará a expandirse de nuevo,

y su expansión llegará otra vez a pegar contra la pared

y a volver para atrás de nuevo y así

a rebotar otra vez

            y así por siempre

¿y nosotros qué?

            Ciclo sin fin de expansión y concentración

Repetido y repetido en infinito pasado

            que no tuvo comienzo.

(Antología 217)

 

 

Además de utilizar la cosmovisión neoplatónica, el poeta nicaragüense también es influenciado por la obra de Teilhard de Chardin, el jesuita paleontólogo quien elaboró una teoría en la que unificaba el darwinismo, las ciencias exactas y el cristianismo. Cardenal reconoce constantemente su deuda a este jesuita, quien le mostró la posibilidad de romper la frontera que divide la ciencia de la religión, y crear una unidad: “Colectividad armonizada de conciencias / o superconciencia de Chardin” (Cántico 94).

 A su vez, Cardenal agrega a su poesía los avances de la física cuántica y la teoría de la relatividad, las cuales cuestionan la visión de un universo mecánico newtoniano. Entonces, esto le permite al poeta construir un universo poético en donde los planetas y las estrellas corresponden a leyes físicas, pero que al mismo tiempo no excluyen los mitos y creencias religiosas. Así, se forma una unificación de la creación que apunta al Uno: “…el pensamiento de Dios, buscando la Gran Unificación… (Antología 258).

En este proceso de unificación, Cardenal rompe también con las fronteras que dividen las religiones y las culturas, y sugiere que todos los mitos fundacionales de ellas apuntan hacia el mismo Uno, emanación y condensación. Por ejemplo, Ernesto Cardenal escribe:

 

…En el principio todo densa oscuridad,

Sin formas, vacío…

                        …Entonces el Tao no tenía nombre.

                            Lo tuvo y fue la creación…

(Antología 207)

 

 

En la concepción taoísta del universo, existe una fuerza positiva llamada Yang, que también simboliza el bien y lo masculino; el Yin como la fuerza negativa, el mal o lo femenino; y finalmente, el Tao, la fuerza conciliadora. Al igual que el Uno neoplatónico, el Tao no se puede definir, como menciona Cardenal en el cuarto verso: es sólo un camino a realizar que garantiza la creación, la armonía y la diversidad en la unidad.

Otro ejemplo de la inclusión de mitos de las distintas culturas y religiones que se puede leer en las líneas de Cardenal, dice: “Materia orgánica, moléculas simples, y otra vez materia orgánica /  Y Perséfone otra vez sale del Hades / Hacia la luz.” (Antología 231). Según la mitología griega, Perséfone, hija de Zeus y Deméter, fue raptada por Hades y llevada al inframundo, donde se convirtió en una especie de reina. No obstante, lograron llegar a un acuerdo para rescatarla, pero debía pasar una parte de cada año en el Hades, representando los ciclos del invierno o sequía. De esta forma, con la utilización de esta mitología, Cardenal simboliza los ciclos de paso de la oscuridad a la luz y el de las moléculas simples que se transforman en orgánicas y luego se simplifican. Así, Cardenal alterna en sus versos teorías científicas con las distintas tradiciones culturales y religiosas, en un fluir dinámico que no confronta las visiones, sino que las intenta unificar. Las fronteras entre ciencia, cultura y religión se rompen ante la idea de la unión cósmica del universo, que se expande y condensa:

 

El Uno desparramándose creó todas las cosas

que serán de nuevo lo Uno

El Uno, el Ly, de Confucio

callado y secreto, en oculta acción.

            Aquel de quien procede toda evolución

            y en quien toda evolución termina.

(Cántico 404)

 

 

Sin embargo, Ernesto Cardenal, a diferencia de la mayoría de los místicos, politiza el movimiento cósmico del universo. El poeta nicaragüense cree, desde sus primeros escritos, que la unidad deseada del cosmos se puede lograr en esta tierra a través del comunismo:

 

En todas las sociedades de animales superiores

hay un instinto de disciplina social.

Los lobos, las palomas, etc.

                        de ahí el comunismo.

Y la democracia una ley física del universo.

(Cántico 160)

 

 

Cardenal antepone así el comunismo frente al capitalismo, como dos fuentes naturales, una de unión y armonía, y otra de dispersión y conflicto (Kauffman 4). Y, a su vez, Cardenal le agrega a esas ideas políticas una dimensión religiosa. Esta conexión entre religión y política la adquiere del influjo de la teología de la liberación. Como comenta el mismo Cardenal: “La teología de la liberación me llevó al marxismo. Con lo científico de Chardin y lo social del marxismo logré hacer una poesía religiosa, o abordar temas teológicos y místicos, como la resurrección, y temas del mundo, como el sentido de la revolución, su sentido trascendente” (“Ernesto Cardenal” 42). En el Cántico Cósmico, Cardenal escribe:

 

La comunión con las dos especies

como símbolo del comunismo de la primitiva iglesia.

                                    Los clérigos fueron teóricos

de un movimiento de masas de campesinos laicos.

            El comunismo tan importante como la reforma religiosa

……………………………………………………….

Y proclama en ella una sociedad sin clases. (130)

 

 

 

Dentro de las distintas posiciones dentro de la teología de la liberación, que son muchas y variadas, Cardenal constituye una de las más radicales, hasta llegar a asociar la revolución de Nicaragua con el reino de Dios (Kauffman 4). En Cántico Cósmico, Cardenal escribe versos como “Vénganos tu reino. / Venga la revolución a toda la tierra.” (409), y “Es contra las tinieblas esta revolución” (132). De hecho, en repetidas ocasiones, Ernesto Cardenal ha sugerido rebautizar el nombre de la teología de la liberación por el de la teología de la revolución. En una entrevista en marzo de 2009, en Arenas de San Pedro, Cardenal se excusó apoyar la utilización de la violencia afirmando: “El papa Pablo VI declaró en Colombia que la lucha armada estaba justificada con una dictadura evidente y prolongada, y yo a eso me atengo” (“Entrevista Ernesto Cardenal”).

Enmarcado en la tradición de la izquierda latinoamericana, Cardenal también adquiere una posición contra Estados Unidos. Por momentos pareciera que Estados Unidos encarnara el enemigo quien impide el flujo de unificación y armonía universal. En el Cántico Cósmico, por ejemplo, se puede leer:

 

Pacifistas, gandhianos desde hace 2.000 años,

Nunca han firmado un tratado con Estados Unidos,

Ni han declarado guerra a nadie, ni aun a Estados Unidos.

            Armonía cósmica, política y moral:

Para el Primer Ministro también el Yin y el Yang.  

(Antología 248)

 

 

Por otro lado, los líderes que encabezaron las revoluciones comunistas se erigen como profetas, que siguen la voluntad de Dios y el flujo universal de armonía y paz; a pesar de que sean ateos y utilicen las armas como herramientas para sus objetivos políticos:

 

Y fe también de los ateos. O así llamados.

“Llevaré la fe que me inculcaste”

                                         (Carta del Che a Fidel)

…………………………………………

¿Adorar a Dios? Sólo en el hombre

Pues es su única imagen. (Cardenal, Cántico 335)

 

 

En el primer verso, se puede leer cómo Cardenal cuestiona la frontera que divide a los ateos de los creyentes para luego colocar de soporte una cita del Che Guevara dirigida a Fidel Castro. Luego, en los últimos dos versos, Cardenal transgrede además otra frontera, la que divide a Dios de los hombres, conectando así lo trascendente con lo inmanente. Incluso va más allá de la teología judeocristiana, al afirmar que el hombre no es solo imagen de Dios, sino que es la única imagen.   

Finalmente, Cardenal identifica este impulso hacia la unidad del cosmos con el deseo sexual de las personas (Kauffman 4). Con la unificación del universo no solo se rompen las fronteras entre ciencia, cultura, religión y política, sino también las diferencias biológicas entre los individuos, que buscan una sinergia sexual. De ahí, al igual que la mayoría de la tradición mística cristiana que encuentra en el libro bíblico el Cantar  de los Cantares una referencia de amor erótico hacia Dios, Cardenal presenta versos erotizados pero más explícitos que los de sus predecesores:

 

Nuestros besos entre las mariposas

es un lecho de helechos.

Tus muslos olorosos como la flor de ham-zah.

Tu cuerpo con cuentas de colores

destilando agua de coco.

Chupé tus pechos.

-Amado mío

el olor de tu semen como el de la flor lechosa de kassamano.

(Cántico 383)

 

 

Sus versos alternan entre datos científicos, mitos religiosos, fenómenos culturales y posiciones políticas, creando un dinamismo poético que aspira a la unificación: “La hermandad de todo…/La unidad de todos.” (Antología 222). En este sentido, Cardenal se presenta a sí mismo como un profeta, quien señala el supuesto camino de armonía universal, y el cual todos los seres humanos deberían seguir para lograr el reino de Dios en esta tierra, que corresponde a su vez con el orden cósmico.

 

Estrategias literarias para la unidad

Cuando se intenta identificar las características del estilo de Cardenal, el mismo poeta nicaragüense brinda a los críticos algunos puntos de referencia, desde los cuales se puede analizar su obra y contrastar la opinión del autor con sus textos. Creo que existen tres grandes influencias en la obra de Cardenal, que son Ezra Pound, el arte pop, y Walt Whitman. Estas influencias van a moldear de alguna forma los versos de Cardenal y le van a permitir romper todas las fronteras discursivas que se le atraviesan en sus textos. A través de Ezra Pound, Cardenal recibe lo que se denomina exteriorismo, que es una poesía basada en hechos concretos, en contraposición con la poesía idealista. Al igual que Pound, Cardenal quiere presentar la realidad en sus poemas como si fuera una cámara fotográfica o un reportaje periodístico (Yviricu 95). De alguna forma, Cardenal cree que está representando la realidad, que a su vez es materialista, como el realismo marxista de la Unión Soviética. Cardenal reconoce: “…poesía idealista, hecha con conceptos, y no materialista, hecha con objetos tomados de la realidad. Esta poesía mía se podría llamar una poesía “­materialista”, del materialismo histórico” (“Ernesto” 46).

A través de Pound, Cardenal recibe también el influjo innovador de los movimientos de vanguardia. Como puntualiza Yviricu: “Pound, influenciado a su vez por los futuristas y cubistas, creó una poesía idiosincrática que confunde la prosa y el verso e incorpora toda suerte de hallazgos, juegos e ideogramas” (95). Una de las características de Cardenal es, por ejemplo, la utilización del collage, propio de los cubistas. El poeta nicaragüense mezcla teorías científicas, cultura popular, mitos religiosos, y tendencias políticas en un mismo poema, como si se tratara de un collage cubista, y así rompe las fronteras de los discursos. En el Cántico Cósmico, se pueden leer collages poéticos como: “El protón dicen que parece una fuga de Bach. / Ahora están en una reserva de Oklahoma. / Pero vinieron de las estrellas, dicen ellos.” (Antología 247). En el primer verso, se hace una comparación de un término científico con uno musical, para luego en el segundo incluir una crítica política en defensa de los indígenas y proseguir con un dato mitológico.

No obstante, a diferencia de Pound y los vanguardistas, Cardenal quiere que sus versos sean claros y comprendidos por todos. Según Yvirícu: “Su empleo del collage es mucho más atrevido y experimental que el que hace Cardenal, su documentación más amplia y heterogénea. Cardenal copia muchos de los recursos visuales de la poesía de Pound, pero rechaza el espíritu intelectualizante e individualista que la informa.” (96). Para marcar esta diferencia, prosigue Yvirícu, Cardenal se apoya en Walt Whitman y la celebración del hombre común en armonía con el cosmos (96). Por ejemplo, en el Cántico Cósmico, Cardenal utiliza metáforas de la cotidianidad, que la mayoría de las personas pueden experimentar en sus vidas diarias, como son las ideas gastronómicas de un licuado o cocktail para explicar la teoría del Big Bang:

 

Después de otros 700.000 años

la temperatura será de diez millones de grados,

estrellas y planetas licuados en un coctail cósmico

            de electrones y núcleos y radiaciones.

                                                            (Antología 216)

 

 

En este sentido, creo que el collage en Cardenal no es solo un juego de lenguaje y un reconocimiento de sus límites, sino que es una expresión de unidad universal, que puede ser comunicada por todos y para todos. La adquisición del exteriorismo de Pound por parte de Cardenal tiene no solo una intención estética, sino también política. Para el poeta nicaragüense, la poesía debe servir para lograr un cambio social, y por ende, debe ser entendible y comunicable para todo el mundo, incluso para las clases sin educación. Según Kauffman, Cardenal incluye en sus versos un lenguaje callejero, propio de la cotidianidad latinoamericana (12). Y por esto, en la misma línea, el crítico Santiago Daydí-Tolson, coloca a Cardenal dentro de la clasificación de Mario Benedetti, de “poetas comunicantes” (18). Como el mismo autor afirma:

 

Yo había dicho una vez que la poesía concreta era la adecuada para la revolución, porque no se puede dar un mensaje social o político al pueblo en un discurso hermético. La poesía hermética tiene todo el derecho de ser, si la persona la quiere hacer. Pero el poeta hermético no puede exigir que esa poesía sea un mensaje socio-político si es un texto ininteligible. La pintura abstracta, por ejemplo, tampoco es apta para un tema social o político. No quiere decir que esto yo en contra de lo abstracto. (…)Si se quiere tratar el tema de esta revolución o de la reforma agraria, o de la agresión de Reagan, no lo puede hacer uno en una forma ni hermética, ni surrealista, ni lírica, ni abstracta. (“Ernesto” 47-48)

 

 

La poesía, para Cardenal, tiene entonces una función política, que es la revolución y la lucha contra el capitalismo y las grandes corporaciones. Ya que, como habíamos mencionado anteriormente, la revolución comunista es para el poeta el logro de la armonía con el universo, que tiende a la unidad, mientras que las corporaciones conducen a la fragmentación de los individuos, las sociedades y el mismo universo. Por ejemplo, Cardenal escribe en su Cántico Cósmico:

 

Al atardecer tú miras desde el auto, sobre pantanos sulfurosos

los trémulos fuegos de las refinerías de petróleo como el Purgatorio

y sobre ellos como una ciudad de Oz

los rascacielos de cristal iluminados

            Wall Street y Rockefeller Center…

(Cántico 189)

 

 

Además de la influencia de Ezra Pound y Walt Whitman, Cardenal mantiene una fuerte conexión con el pop art. Según Yvirico, está relación está presente a lo largo de la obra de Cardenal, y se muestra en: “Su empleo del lenguaje publicitario, de la repetición, de lo que en el arte pop se denomina ‘acumulación’, de la rima pueril; el afín de objetividad fotográfica; la apropiación de objetos, imágenes y situaciones de la vida diaria en el lenguaje mismo de los medios de comunicación;…” (100). Se pueden encontrar decenas de ejemplos en el Cántico Cósmico, como: “Recordando la película Star Wars dirigida por George Lucas” (Antología 260), “Esto era entrar al espacio disparando al aire / Estilo John Wayne (o Reagan)” (Antología 261), y “¿O acaso como los monstruos extraterrestres de Hollywood?” (Antología 227), entre muchos otros.

Pero, a diferencia de artistas como Andy Warhol, que con sus obras critican la sociedad de consumo de manera indirecta, en Cardenal el arte se politiza completamente y cobra un sentido profético, de la lucha de la izquierda. Las menciones a la cultura y a las marcas masivas suelen jugar un papel no solo metafórico, sino que encarnan muchas veces el poder del imperio que se impone a los pobres y a los países subdesarrollados. Por ejemplo, en Cántico Cósmico, Cardenal escribe:

 

Mr. Charles Goodyear descubrió la vulcanización

y cada árbol de caucho marcado como propiedad privada,

            Fueron fusiles contra flechas.

Las márgenes de los afluentes del Amazonas

sin los vistosos plumajes,

los vestidos de tela de aguaje…

O tan sólo algunos pocos, tristes,

Pidiendo kerosín a los barcos que pasan.

(263)

 

 

De ahí que podemos decir que no solo su cosmovisión neoplatónica, enriquecida con teorías científicas y la teología de la liberación, permitió a Cardenal romper las fronteras discursivas, sino también su estilo poético. Con un lenguaje que busca la comunicatividad, utiliza elementos masivos y cotidianos, y reúne elementos diversos como si se tratara de un collage; la forma poética de Cardenal rompe la distinción entre alta y baja cultura, y entre arte elitista y popular. Además, dicha ruptura lleva implícita una intención no solo estética, sino política. Los campos científicos, religiosos, culturales, artísticos y políticos sufren en los versos de Cardenal una sinergia, que abre huecos en sus fronteras, poniendo en evidencia la porosidad de sus límites y disciplinas.     

   

Nuevas fronteras y el peligro de los totalitarismos

Con su intención de elogiar la unidad cósmica y promoverla dentro de las sociedades humanas, Cardenal pretende superar los principios lógicos, como el de no-contradicción, refugiándose en la poesía y la mística. De hecho, el poeta escribe varios versos en los que advierte la naturaleza de sus escritos y así intenta evitar el mismo tratamiento que reciben los ensayos filosóficos o teorías científicas. Por ejemplo, se puede leer en Cántico Cósmico: “¿El orden de este poema? No tiene orden ni desorden” (44), o “(Todo lo que escribo es fragmentario / un conjunto de cuantos)” (53). También, Cardenal escribe: “En cuanto la unidad de este poema / no la tiene. La unidad es afuera. / La unidad del todo.” (50). Por lo tanto, el poeta nicaragüense sugiere que su poesía y su mística están más allá de la lógica y los razonamientos, aun cuando sus versos están plagados de teorías, exégesis bíblicas y juicios de valor:

 

Yo tuve una cosa con él y no es un concepto.

Su rostro en mi rostro

y ya cada uno no dos

sino un solo rostro.

Cuando exclamé aquella vez

            Vos sos Dios. 

 (Cántico 385)

 

 

En línea con la descripción de la frontera de Bennington, Cardenal manifiesta su experiencia fronteriza con el otro, lo divino, en camino hacia la unidad; frente a cualquier conceptualización filosófica de la misma. Al disolver los conceptos, se eliminan las fronteras y las divisiones entre el otro y el yo, y solo queda la experiencia del encuentro. Sin embargo, Bennington también señala que el cruce o rompimiento de las fronteras hace temblar las identidades previas, pero genera otras nuevas. Es decir, al desafiar los límites establecidos, Cardenal está generando su identidad, que inevitablemente, contiene nuevas fronteras. Si el poeta nicaragüense considera que todo el cosmos conduce hacia un fin positivo último y que todo está interconectado, debería juzgar al mal en el mundo como algo bueno, ya que es parte del plan evolutivo. No obstante, Cardenal condena a las dictaduras, al capitalismo, y a las instituciones religiosas, y llama a la revolución armada, es decir, a una interrupción del flujo evolutivo del universo. Aunque se plantea mostrar la experiencia mística del rompimiento de fronteras, elabora construcciones teóricas en sus versos que inevitablemente necesitan nuevas delimitaciones e identidades. En este sentido, si bien a nivel poético-místico, Cardenal logra capturar la experiencia o deseo de unidad universal, cae por momentos en construcciones conceptuales y, por ende, emergen los patrones de la lógica y las contradicciones.     

Con esto no se pretende pedirle a una poesía la coherencia lógica y complejidad de un tratado filosófico, pero sí se puede puntualizar sus deficiencias argumentativas por varias razones. Primero, como el mismo autor reconoce, su poesía busca ser una fotografía de la realidad. Sus versos no generan un mundo aparte con una lógica propia, sino que aspiran a ser fiel reflejo del universo. Por eso, al proponer esto, el poeta invita al lector a realizar un contraste entre los hechos “reales” y sus versos. Segundo, Cardenal intenta desvelar el orden que reina en el cosmos, y todo sistema requiere una interconectividad que puede ser cuestionada. Tercero, el poeta nicaragüense piensa que sus versos deben generar una resonancia en los lectores, que los invite al cambio social y político. Y, cuando el arte toma una posición política real, el lector puede desafiarla, contrastando su veracidad con la realidad fuera de la poesía o la ficción. Por ejemplo, a pesar de su planteamiento de conexión y armonía universal, Cardenal curiosamente establece una dualidad entre los comunistas y los capitalistas, entre los países de izquierdas y Estados Unidos:  

 

Ya habían asustado demasiado con lo de la “ventana abierta”:

En el cielo de USA un gran hueco dejado por Carter

Por donde podía entrar todo el arsenal soviético.

……………………………………………………….

            La Pax Americana.

Nostalgia de aquellos años de oro y tiempos dichosos

En que sólo ellos tenían la Bomba.

(Antología 260)

  

 

Por un lado, se puede decir entonces que Cardenal logra magistralmente una ruptura de las fronteras, por medio de su visión neoplatónica y mística del universo, enriquecida con teorías científicas actuales, la teología de la liberación y de estrategias literarias como el collage de las vanguardias, el lenguaje del pop art y el exteriorismo de Ezra Pound. No obstante, la necesidad humana de tener puntos de referencias fronterizos desde donde evaluar nuestra historia social e individual, hace que Cardenal levante nuevas fronteras y así se genere su identidad. Por otro lado, el deseo de unificación absoluta siempre conlleva el riesgo de eliminar las particularidades y simplificar las diferencias, que muchas veces, pueden ser irreconciliables aunque no por ello negativas o violentas entre ellas. Y, como todo discurso totalizador y de unificación absoluta, aun siendo sólo poético, siempre corre el peligro de caer en totalitarismos políticos, culturales y religiosos, disfrazados de relativismos y esteticismos. Pero más allá de estas dos puntualizaciones cuestionables, lo que sí queda claro a nivel poético, es que la categoría de frontera es una manera interesante de abordar la obra del poeta nicaragüense. Cardenal es un artista fronterizo, que se enfrentó a la violencia y a la incertidumbre que genera todo límite. De ahí su complejidad y su fascinante poesía:   

     

¿Y si tiene un final

                        qué hay detrás?

Habrá frontera. Pero pregunto

¿cómo será esa frontera del universo?

            ¡Y qué habrá más allá de la frontera!

(Antología 263)

 

 

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